Víctor ha sido la única persona que no ha puesto un dedo en mi cuerpo... y es quien más me ha ayudado.
María Casas
No salía del fisio. Entre una y dos veces por semana... siempre igual. Alivio momentáneo y luego otra vez el dolor.
Un dolor en la rodilla me impidió entrenar para las pruebas físicas. Pensé que no llegaría. No podía ni conducir.
Después de un año con trocanteritis y mil pruebas, seguía igual. Me dolía sentada, de pie, al dormir... era desesperante.
Miedo a que vuelva.
Miedo a que no se vaya.
Miedo a no volver a disfrutar entrenando
—Mira, ya viene por ahí “el pupas”
Miedo a no volver a ser tú.
Lo más frustrante no es que duela. Es no saber QUÉ hacer para salir del bucle. Sentir que das vueltas en círculos, como si tu cuerpo se hubiera convertido en un coche sin volante.
No salía del fisio. Entre una y dos veces por semana... siempre igual. Alivio momentáneo y luego otra vez el dolor.
Un dolor en la rodilla me impidió entrenar para las pruebas físicas. Pensé que no llegaría. No podía ni conducir.
Después de un año con trocanteritis y mil pruebas, seguía igual. Me dolía sentada, de pie, al dormir... era desesperante.
Descansa. Ve a que te hagan un masaje. Bájale el peso. Pide cita para dentro de dos semanas.
Como si el dolor entendiera de calendarios.
Ya lo has vivido: vas al fisio, te tocan, te dicen que pares. Esperas. Vuelves a entrenar. Te vuelve a doler.
Tu entrenador no sabe ayudarte. Tu entorno no lo entiende. Y tú… tragas. Te callas. Y entrenas como puedes. Te haces el fuerte.
Pero por dentro, cada sesión es una ruleta rusa.
Parar del todo te afecta más que el dolor.
¿No hacer nada? Es como rendirse, tirar la toalla.
Quieres seguir entrenando. Pero sin destrozarte más. Sin improvisar. Sin la incertidumbre de si lo que haces hará que empeores.
Te cansas de buscar en Google. De probar ejercicios que viste en instagram. De preguntar en el gimnasio y recibir consejos contradictorios que te confunden más.
Si hasta ahora te han hecho creer que la recuperación es sinónimo de camilla, hay algo importante que debes saber…
El masaje, el reposo y la punción te pueden aliviar algo, pero no arreglan el problema de raíz (y la evidencia lo confirma).
No es que lo hayas hecho mal. Es que probablemente te han dado soluciones que no apuntaban al origen.
La rehabilitación real no se hace tumbado.
Se hace en movimiento.
Con cabeza. Con un plan.
Antes no podía ni bajar escaleras, ahora entreno con normalidad y sin dolor.
Pensaba que sin tocarme no podrían ayudarme. Me equivoqué.
No lo decimos nosotros. Lo dicen quienes estuvieron en tu lugar.
Personas como tú: atrapadas en un bucle de dolor y confusión.
Y que ahora entrenan mejor que antes.
Con más control.
Más confianza.
Y menos recaídas.
¿Por dónde empezar?
No lo decimos nosotros. Lo dicen quienes estuvieron en tu lugar.
Antes no podía ni bajar escaleras, ahora entreno con normalidad y sin dolor.
Pensaba que sin tocarme no podrían ayudarme. Me equivoqué.
Personas como tú: atrapadas en un bucle de dolor y confusión.
Y que ahora entrenan mejor que antes.
Con más control.
Más confianza.
Y menos recaídas.
¿Por dónde empezar?
Una hipótesis diagnóstica que entiendas. No solo sabrás qué puede estar pasando, sino por qué y qué puedes hacer. Te explicamos todo con claridad.
Un plan personalizado desde el minuto uno. Tendrás tus primeros ejercicios terapéuticos, pensados específicamente para ti. Ni más ni menos de lo que necesitas.
Un análisis de lo que haces cada día. Revisamos tu entrenamiento, tus hábitos y lo ajustamos. Nada de parar por completo si no es necesario. Aquí la recuperación es otra forma de entrenar.
Seguimiento incluido. Una semana después ajustamos la dosis y revisamos progresos. Para que no vayas a ciegas ni dependas de suposiciones.
Estimación realista de tu recuperación. Sin promesas vacías. Una previsión realista basada en tu caso, para que puedas planificar y no depender del “a ver cómo va”.
Herramientas para que no dependas de nadie. Técnicas prácticas para entender y manejar tu dolor, incluso fuera de las sesiones. Porque la idea no es que vengas mil veces, es que no necesites venir.
“Me ayudó a poner metas más allá de la mejoría de los síntomas."
Manu
Mientras otros tocan, masajean, y te piden que vuelvas cada semana nosotros llevamos 6 años comprometidos con ver a nuestros pacientes lo menos posible.
Es una nueva forma de entender la rehabilitación.
“He sido protagonista de mi propia recuperación.”
Cristina
Aquí no se detiene tu entrenamiento para “curarte”. Se adapta, se integra, y en muchos casos, sigue avanzando mientras tú te recuperas.
Si el dolor no se va, no te damos un “bueno, será normal”. Nos partimos la cabeza con tu caso. Lo tratamos en equipo. Lo discutimos como si fueras parte de nuestra propia familia.
No hay plantillas recicladas. No hay tablas que valen para cualquiera. Cada dosis de ejercicio se calibra a tu contexto real, y se revisa a la semana. Porque si algo no encaja, se ajusta.
Y todo esto lo hace un equipo obsesionado con estar al día. No trabajamos con lo que se hacía hace diez años. Trabajamos con lo que da resultados hoy.
Por eso lo llaman “el equipo House” de la fisioterapia porque si no encontramos la causa, la buscamos hasta debajo de las piedras incluso debatiendo los casos en equipo.
No paramos tu entrenamiento, lo adaptamos.
Tu progreso no se detiene. Tu rehabilitación forma parte de tu entrenamiento.
Hipótesis diagnóstica individual y colectiva.
Si algo no encaja, lo analizamos en equipo. Como en “House”, pero con simpatía y sin bastón.
Planes diseñados para ti, con un software de cuantificación de alta precisión.
Cada ejercicio, dosis y carga se ajusta a tu situación.
Revisión incluida desde la primera sesión.
A la semana, evaluamos si hay que ajustar.
Formación continua y actualización clínica.
No trabajamos con lo que se hacía hace años. Aplicamos lo que funciona hoy.
Seguimiento real, humano, implicado.
No estás solo entre sesiones. Estamos contigo, y se nota.
Vuelve a atarte las zapatillas sin pensar si dolerá después. Entrena tranquilo, como cuando todo iba bien.
Vuelve a reírte en mitad del entrenamiento. No porque te esfuerces, sino porque vuelves a disfrutarlo. Como antes. Como siempre debió ser.
Siente cómo, semana tras semana, el objetivo deja de parecer algo imposible. Ya no parece un “algún día”. Empieza a ser un “ya casi”.
Escucha a otros contar su historia… y reconócete. Ya no eres el único. Por fin, alguien te entiende de verdad.
Deja de buscar soluciones en Google a las dos de la mañana. Empieza a entender tu cuerpo. Toma el control. Por fin.
Y lo más importante: descubre que detrás del plan hay alguien que piensa. Que no improvisa contigo. Que se lo toma en serio. Muy en serio.
Estas terapias son lo que llamamos “sintomáticas”, alivian el dolor a corto plazo, no curan. Son como una pastilla aunque sin tantos efectos secundarios. ¿Verdad que no te darías por vencido solo por haber probado con pastillas? Lo que necesitas es saber que te ocurre de verdad, y un plan de ejercicio bien dosificado y adaptado a tu contexto.
Las pistas para saber lo que te ocurre no están en tu piel, como dice Raquel G. Tarrazo “El dolor no se toca, se escucha”. Nosotros te hacemos preguntas, y lo que nos respondes son las pistas que nos llevarán a comprender lo que te ocurre. Además durante estos 6 años valorando online hemos realizado test adaptados que podrás hacer perfectamente desde casa de forma sencilla con nuestra guía.
Déjame responderte con otra pregunta ¿Qué ejercicio? ¿Cuánto ejercicio? ¿Cómo hacías ese ejercicio? ¿En qué contexto lo hacías? ¿Cómo respondías al ejercicio? ¿Cómo te ajustaron la dosis de ejercicio a tu respuesta? No es lo mismo hacer ejercicios genéricos que un plan de ejercicio hecho perfectamente hecho a tu medida.
Precisamente estamos aquí para que empieces desde donde estás, te daremos las herramientas para que mejores tu situación paso a paso.
La sesión de valoración ya te da herramientas útiles por sí sola (hay muchos casos que no necesitan nada más, otros sí).
Si vemos que puedes avanzar solo con lo que te damos, perfecto. No necesitas más.
Y si vemos que podemos ayudarte de forma más profunda, te lo propondremos sin rodeos.
Sí, y de hecho es lo habitual. Nuestros clientes entrenan por salud, estética, para sentirse fuertes, o por puro amor al hierro. Lo importante es que quieras encontrarte mejor y quieras poner de tu parte.
Depende. No hay fórmulas mágicas para todos, pero en esta sesión te diremos cuánto tiempo necesitarás aproximadamente y cómo puedes empezar a mejorar desde ya.
Aquí no vienes a que te ‘hagan algo’. Vienes a saber que tienes que hacer para recuperarte. Esto no va de esperar milagros, no somos curanderos, somos guías que te marcan el camino, que te ayudan a entenderlo y acompañan a recorrerlo.
Sí. Trabajamos tanto con lesiones recientes como con dolores crónicos. Lo importante es tener un plan claro que te permita avanzar y no rendirte.
“Joder, no se puede estar más contento.”
David
¿Qué pasaría si no tuvieras que elegir entre recuperarte y entrenar?
¿Qué pasaría si la rehabilitación no fuera una tabla genérica, sino un plan real que se ajusta a tu cuerpo, tu nivel y tus objetivos?